SAO SEBASTIAO, Brasil.- El presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitó las áreas afectadas por lluvias devastadoras en el sureste de Brasil, ya que se espera que el número de muertos por las inundaciones que hasta ahora se han cobrado 36 vidas continúe aumentando, ya que decenas siguen desaparecidos.
Lula sobrevoló la ciudad costera de Sao Sebastiao junto con ministros del gabinete antes de reunirse con funcionarios locales, quienes confirmaron que unas 40 personas seguían desaparecidas, mientras que otras permanecían varadas con las carreteras bloqueadas por deslizamientos de tierra.
Todo ocurrió en medio del fin de semana largo de Carnaval, y la ciudad de San Pablo canceló los festejos por los daños en las infraestructuras. La gran cantidad de agua que cayó el domingo, que fue la mayor en la historia del país vecino, generó derrumbes en viviendas y aludes que cortaron el paso en todas las rutas de acceso a la región. Por eso, los operativos de rescate son aún más complejos.
Los municipios afectados son Ubatuba, Ilhabela, Caraguatuba, Bertioga, Santos, Guarujá, Caraguatatuba y, sobre todo, Sao Sebastiao, una localidad ubicada a 200 kilómetros de la urbe paulista, donde las lluvias arrasaron con más de 50 casas asentadas en los morros cercanos a la costa.
Más de 1.700 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, agregó el Gobierno, mientras que el gobernador Tarcisio de Freitas dijo más temprano ese día que 40 personas seguían desaparecidas.
El estado declaró tres días de luto y situación de calamidad de 180 días para seis pueblos.
Las inundaciones costeras fueron las últimas de una serie de desastres de este tipo en Brasil, donde la construcción de mala calidad, a menudo en las laderas, suele derivar en consecuencias trágicas durante la temporada de lluvias del país.
En febrero de 2022, más de 200 personas murieron a causa de deslizamientos de tierra e inundaciones en la ciudad de Petrópolis, cerca de Río de Janeiro, mientras que los estados de Bahía y Santa Catarina también sufrieron desastres naturales recientemente.
“La situación es caótica porque no se está pudiendo acceder a esos lugares con los socorristas”, expresó el alcalde de Sao Sebastiao, Felipe Augusto.
Actualmente, casi 1.000 personas están siendo evacuadas, consignó la agencia AFP. El gobernador de Freitas, también ex ministro de Infraestructura durante la presidencia de Jair Bolsonaro, sobrevoló la zona afectada y decretó el “estado de calamidad” para facilitar el despliegue de recursos.
En concreto, se destinan alrededor de 1,5 millón de dólares a los operativos de rescate, que se suman a lo enviado por el Gobierno nacional de Brasil.
En apenas 24 horas las precipitaciones en Sao Sebastiao y Ubatuba superaron los 600 mm, más del doble de lo esperado para todo febrero.
A pocas horas del desastre, una gran cantidad de videos se viralizaron en las redes. En las imágenes se ven los daños provocados por la tragedia, con intensos ríos de lodo y escombros que atravesaron las calles, carreteras inundadas y autos destrozados por árboles caídos.
Lula Da Silva comunicó por sus redes sociales que hoy viajaría a la región para “seguir los esfuerzos para enfrentar esta tragedia” y, además, puso a disposición al Ejército “para ayudar en lo que sea necesario” y envió sus condolencias a las familias de las víctimas.
El jefe de Estado prometió “reunir todos los niveles de gobierno” para “atender heridos, buscar desaparecidos, restablecer las carreteras, conexiones de energía y telecomunicaciones”. (Reuter-Especua)